Metáforas



                              
Hoy me senté al lado de la enorme pila de libros que hace rato no contemplaba
Los observé, los alinee por orden y de repente fue como si me devolvieran todas las palabras que algún día se me fueron.
Pensé y pensé. Me di cuenta que aunque tenga muchos libros por elegir, siempre va a haber uno que te cambie los esquemas de lugar. Ese libro que te hace pensar, reflexionar. El que no prestarías nunca, porque te encanta, y en medio de muchos otros, lo volverías a elegir mientras pensas en leerlo treinta mil veces más, porque nunca te aburrirías de el. 
Es extraño para los amantes de la lectura elegir uno solo, pero cuándo encontras el perfecto para vos, decidís no dejar de leerlo nunca y ponerlo adelante de muchos otros por orden de preferencia. 
De repente se me ocurrió un viaje. Uno que proyecté con mi imaginación tan vasta y excéntrica. 
Me imaginé lejos de casa por mucho tiempo, y conociéndome, seguramente me gustó la aventura de salir de lo cotidiano. 
Pero como en todo viaje, sufri una despedida, y como toda despedida siempre hay un reencuentro.
Me dispuse a pensar en algo indudable. Por mucho que nos guste viajar, no hay nada mejor que estar en casa.
Y si. Soy un poco loca y suelo tener estas ideas descabelladas. Más que ideas, pensamientos acompañados de mi imaginación, sin duda, muy amplia. 
Pero ¿Cómo hago para no relacionar todo con la persona que más quiero por encima de muchas otras?
Porque si tuviera que elegir, El sería mi libro favorito. Ese que tomaría del estante de mi vida por muchos años. Es esa historia que no dejaría de leer, porque todos los días me atrapa un poco más. 
Y cuando me voy, cuando estoy lejos, cuando lo extraño por no poder hablarle, en lo único que pienso es en volver. Y es así ... estar con El después de muchos días, es como volver a casa.
No quiero más días afuera. Pero si así sucediera alguna otra vez, estoy segura que lo primero que me llevaría, sería mi libro favorito. Esa historia que no quiero olvidar nunca, y que me encantó haber leído algún hermoso día de Diciembre.
Porque desde que lo leí, muchas cosas cambiaron. Y no invertiría por nada del mundo lo que siento hoy al saber que mi casa, está al lado suyo y que nuestra historia, es ese cuento 
sin finales que no dejaría de leer.







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